Sobre el proyecto: ¿Es necesario fabricar un acto social para dar condición de real a lo que ocurre en nuestras vidas? Las celebraciones que se realizan para marcar ciertos puntos de inflexión en nuestro trayecto vital se han ido convirtiendo en artículos de uso exigido y protocolo marcado. A ojos de la mayoría, esta forma de subrayar públicamente los acontecimientos personales se ha convertido en la única convincente.
Casi nadie está exento de algún tipo de relación con ellos, incluso sin protagonizarlos: asistimos, nos disfrazamos y jugamos un rol paralelo a nuestro escepticismo, si lo tenemos. Los demás también somos nosotros. El vestido blanco transfiere sus connotaciones a un nuevo atuendo esperpéntico que carga con una batería de objetos frecuentemente asociados a las tres escenas de ceremonias bordadas en él.